Estas especies pertenecen a la familia de las Boragináceas, que se suelen caracterizar por estar recubiertas de más o menos pilosidad. En el mencionado grupo se encuentra el Gyrocarium oppositifolium, que se descubrió en el Cerro Negrillo en 1982. Existen otras dos poblaciones, una en Madrid y otra en León; actualmente sólo se ha encontrado en ésta última, por lo que en su estatus de conservación se contempla como una especie en peligro inminente de extinción
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