Así llamamos aquí a estos pequeños pajarillos, que casi siempre veremos mereodear por los alrededores de zonas habitadas. Se les suele observar posados en matillas de no mucha altura, como en cardos, (de ahí su apelativo), o como en este caso, en estos hinojos que les sirven de percha, desde la que otean para cazar en el suelo, los insectos de los que se alimentan. Su nombre en las guías de aves es Tarabilla común Saxicola torquata. Ahora en invierno, los sexos no difieren demasiado en el color de su plumaje, aunque si lo suficiente, para distinguir a los machos, que presentan la cabeza más oscura y una mancha blanquecina a los lados del cuello. Estos rasgos se acentúan en primavera, a la vez que el pecho se torna de un marrón rojizo muy intenso, dándole un colorido muy contrastado. Sin embargo las hembras conservan esos tonos apagados que le ayudan a camuflarse durante la época de reproducción, en la que tiene que estar expuestas a ras del suelo, mientras incuba los huevos o protege a sus polluelos.
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