El otoño, bien avanzado, y rozando el invierno, nos muestra los tonos cromáticos del bosque caducifolio de robles melojos y quejigos, que contrasta con los de hoja perenne, principalmente alcornoques. Si esta fotografía aérea se hubiese tomado por las mismas fechas, veríamos en la parte derecha del sendero una mancha amarilla, y muchas salpicaduras en el resto de la zona boscosa, que correspondería a aquellos, quienes a veces pueden tener hojas secas hasta la primavera, por lo que se les denomina de hoja marcescente.
Es, por lo tanto, la época ideal para caminar por este itinerario, donde además podremos observar también, una gran variedad de arbustos y plantas de menor porte, y disfrutar de la presencia de diversas especies de paseriformes, que obtienen ahora, fácilmente su alimento, a base de frutos y bayas, y de pequeños artrópodos
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